El boom de precios y valores del arte contemporáneo latinoamericano

¿Cómo es el mercado del arte contemporáneo latinoamericano país por país? ¿Cuáles son los artistas más cotizados? ¿Quienes son los coleccionistas, las galerías más importantes, ferias, museos, fundaciones, revistas especializadas y casas de subastas?

El año 2021, la obra “Diego y yo” (un óleo sobre madera de tan solo 30x22cm, del año 1949) de la artista mexicana Frida Khalo, superó el récord de ventas de arte latinoamericano al subastarse en Nueva York en USD$34.8 millones, que fue lo que pagó el argentino Eduardo F. Costantini -fundador del museo MALBA de Buenos Aires- para su colección personal.

El precio de una obra anterior de Frida Khalo, “Autorretrato con pelo rizado” (con las similares dimensiones y época), se subastó el 2003 en USD$1.2 millones. ¿Qué pasó en menos de 20 años para que una obra de Frida Khalo aumentara en un 3000% su valor?

¿Cómo es el mercado del arte contemporáneo latinoamericano país por país? ¿Cuáles son los artistas más cotizados? ¿Quienes son los coleccionistas, las galerías más importantes, ferias, museos, fundaciones, revistas especializadas y casas de subastas?

Actualmente existen alrededor de 25 artistas en Latinoamérica que han superado el USD$1millón por obra, consiguiendo así posicionar sus obras con un alto standar de valores, y tal vez lo más importante, con regular frecuencia.

Esto se explica porque las obras de esos artistas ingresan a un circuito de valor, que es un proceso donde intervienen diferentes factores que se potencian e interactúan entre sí, traspasando valor tanto comercial como simbólico a las obras de arte.

Factores

Estos factores son el reconocimiento del artista. Si la obra es de un/a artista reconocido/a, popular en su país de origen, como internacionalmente, y su imagen cuenta con una amplia difusión pública, y a su vez, sus trabajos han sido adquiridos por importantes museos y colecciones, esa obra tendrá un lugar en el mercado.

También es clave la calidad de la obra. Ciertamente, una obra estéticamente bien lograda, independiente de los gustos y estilos, será más comercial que otras más débiles. La determinación de esa calidad no es del todo subjetiva, está condicionada por la confluencia de opiniones entre diversos actores y agentes de la industria artística. Si críticos, curadores, coleccionistas, galeristas de prestigio y casas de subastas coinciden en la importancia estética de una obra, estamos en presencia de una obra de calidad.

Otro factor es el periodo de la obra. Si esa obra pertenece al periodo más trascendente del artista, que suele ser cuando se produce su “descubrimiento”, el aparecer de su impronta, su singularidad y se reconoce como propia de su “estilo”, esa obras por lo general, tendrán mayores precios que obras de periodos posteriores.

También juegan un papel las exposiciones y publicaciones. Si la obra ha sido exhibida en importantes museos, está incluida en catálogos y libros, esas obras más “viajadas” e “ilustradas”, tendrán un mayor valor.

Formato y profesionalismo

Asimismo, es importante el formato. Si bien el tamaño de la obra es muchas veces proporcional al precio, es un elemento que tiende a ir en retirada. El mercado estos últimos años premia más la calidad que los cm2 de una obra, pero aun es un elemento que incide en los precios.

Por otro lado, es importante el blindaje ante la falsificación. Si el artista posee un catálogo razonado, o sea un catastro minucioso de su obra, será muy difícil su falsificación. Aquí el trabajo de las fundaciones es de vital importancia. Los certificados de autenticidad y la proveniencia de la obra (a quién perteneció antes), son fundamentales a la hora de determinar un precio.

Además es clave el profesionalismo del galerista que lo representa. Si el galerista que representa la obra de un artista realiza una gestión dedicada, minuciosa y persistente en el tiempo, y de esa forma logra posicionar al artista en exposiciones de museos importantes, confeccionar contundentes catálogos, difundir su obra en la prensa y persuadir a una base de coleccionistas de la calidad de la obra y su demanda, el precio de esas obras dará un salto cualitativo y cuantitativo.

Hoy son muchos los artistas que se auto-representan o lo hacen sus familiares, lo cual es una espada de doble filo. Por un lado se ahorran la comisión del galerista, que fluctúa entre un 30% a un 50%. Pero por otro lado, se pierde profesionalismo, dado que por lo general carecen de capacidad de gestión cultural y ventas.

Finalmente, es relevante el posicionamiento en casas de subasta. Si la obra de un artista no ha estado presente en el mercado de subastas, desconoceremos su demanda, el índice de sus precios y su valor será especulativo. Si por el contrario su obra ha sido frecuentemente subastada, y existe regularidad en la información de sus precios, se generará un circuito virtuoso de valor.

Sin embargo, debe existir una demanda constante, una puja continua por su obra, porque si no es así y en las subastas sus obras aparecen como “no vendidas” y/o baja el valor del estimado en el precio final del remate, se presentará al mercado como un artista con precios a la baja. Y en escenario es difícil recuperarse, aunque no imposible.

El mercado de el arte contemporáneo en Latinoamérica

Son muchos los expertos que coinciden que si bien los precios del arte latinoamericano son aún bastante bajos en comparación a otros mercados (Estados Unidos, Europa y Asia) hay un recorrido por delante y buenas oportunidades para invertir.

Latinoamérica ocupa solo el 4% del mercado del arte mundial. Sin embargo solo el 2021 tuvo un volumen de ventas sobre los USD$ 4 mil millones. Y una rentabilidad promedio de un 16%, recuperando así la caída en los años de pandemia.

Sobre el concepto de “contemporáneo” hay una discusión permanente, algunos lo establecen en las obras que son posteriores al año 1945 y otros en relación a estilos que superaron el costumbrismo y la figuración, como el surrealismo, la abstracción constructivista, el informalismo, etc. Nosotros abarcaremos una visión más amplia, entendiendo como “contemporáneos” a los artistas que independiente de sus estilos, vivieron posteriormente al año 1945 y hasta la actualidad.

Para hacer un ranking de los artistas latinoamericanos más cotizados nos basaremos en los índices del mercado secundario, es decir, de las subastas públicas. Dado que el mercado primario; galerías, ferias y ventas privadas, suele ser bastante críptico y hermético a la hora de comunicar precios. Las casas de subastas en cambio, juntamente con transparentar las transacciones, formalizan la relación de negocios y establecen los puntos donde se encuentra la demanda y la oferta, evitando de esa forma la especulación.

Existen diferentes empresas e instituciones que hacen análisis de datos del mercado del arte a nivel global: Art Basel UBS, Artactic, ValueMyStuff, Deloite, Mutualart, The Bear Faxt y Artsy, entre otras, siendo ArtPrice uno de los indicadores más relevantes.

Por otro lado, los reportajes de revistas especializadas nos dan luces de la actividad del mercado, no solo de precios, sino también de crítica y curatorías, exposiciones de museos, ferias y galerías que nos otorgan una visón panorámica de la industria artística. Dentro de las más destacadas encontramos; Art Nexus, Art Forum, Arte informado, Artemisa, Artishock, Arte al Día, Contemporary and América Latina, Magenta, Index, Sismo, y Arte Al Límite. Tambien sitios muy importantes como Latam Art y Arstper entre otros revitalizan la escena artística. Y por último existen medios no especializados pero siempre atentos a la actividad artística como Forbes y el diario español El País.

Debemos advertir que el mayor precio de subasta de una obra no necesariamente determina el precio promedio de las ventas de un artista, ni su volumen, sin embargo es un dato objetivo y un índice a considerar.

A continuación, un desglose de la industria de cada país y su dinámica, sobre precios y valores del arte latinoamericano. Ver aquí.

 

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